POSTALES DE GUADALAJARA
Por sus bellas calles camino descubriendo sus olores que obstruyen mi respiro. El olor es el de Federalismo; con los ojos llorosos por la mañana, bañado en un aguardiente barato, buscando un buen desayuno y el acompañamiento de una salsa atomatada.El peligro ya está en el pasado.
Es de día, y la luz solo ofrece refugio de un robo o una mala cogida; pero el sol pronto me va a quemar. Ahora solo busco un colapso completo bajo sus calles, ahogadas de gente y la suciedad de su sangre no tan antigua. Las venas de sus arroyos absorben las aguas negras expulsadas en la cola de un caballo.
“Bienvenido a Guadalajara”, me dice la app.